Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un https://bushraqbxx206603.dgbloggers.com/39026237/qué-habría-dicho-materazzi-para-provocar-el-cabezazo-de-zidane